JUSTICIA AL GUSTO
Que los propietarios de gasolineras acusados de fraude reconozcan el delito y acepten la sentencia es señal de que les sale a cuenta, de que les beneficia porque es leve y no les perjudica. La cárcel está llena de gente que se proclama inocente, pero estos gasolineros no irán a la cárcel a pesar de haber estafado a sus clientes, que no recuperarán el dinero birlado de sus bolsillos vía mangueras de combustible. Se trata de una justicia a la carta, a gusto de las dos partes. Los consumidores pagamos un precio muy elevado por la gasolina, tenemos que servirnos con el riesgo de mancharnos y derramar el combustible, y encima nos cobran de más sin que eso tenga consecuencias graves para los responsables. Toda la culpa no es de la administración de justicia porque somos tan confiados o descuidados que no guardamos los justificantes de la compra en esos lugares y así se hace imposible que se nos devuelva lo defraudado. En este caso, de no ser por una asociación de consumidores lo culpables hubiesen salido completamente de rositas.
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