NOS MIRAN
Dar la palabra o la mano ya no tiene valor alguno en compromisos u obligaciones, si alguna vez lo tuvo como nos han contado. El género humano no es de confianza. No nos fiamos unos de otros, vivimos en una sociedad de cámaras y detectores, nos vigilamos y sospechamos de todos. Puertas blindadas, órdenes de alejamiento, espejos estratégicamente colocados entre filas de estanterías que ofrecen productos tentadores, muestras vacías cuyo contenido tienes que pedir a la cajera, cámaras en calles, gasolineras, cuarteles, cajeros automáticos y más sitios, detectores de metales en aeropuertos y estaciones, detectores de billetes falsos y de etiquetas no desprescintadas, espías, firmas por doquier en avales, garantías, contratos y recibos, guardas jurados donde cunde el dinero en efectivo, armados si abunda, guardaespaldas para proteger a los poderosos y a los afortunados, cajas negras depositadas en sótanos de entidades bancarias, dinero negro oculto en el hogar, seguros para todo. Y aun así, y más, todo es poco para sentirnos tranquilos porque el ser humano es insaciable. En fin, una selva.
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Una mirada alrededor -